Empieza el año y seguramente te habrás planteado nuevos retos y metas a alcanzar. Yo también lo hago. Sin embargo, mucho más importante y satisfactorio que planteártelos es conseguirlos.
Es un hecho que a los emprendedores se nos da muy bien empezar cosas y no tan bien terminarlas. Uno de los principales motivos por los que abandonamos esas grandes ideas que en su momento creíamos que iban a cambiar el mundo (y de paso nuestras vidas) es el miedo a fracasar.
Es normal sentir ese vértigo, esas dudas, esas ganas de volver hacia atrás o de salir corriendo. Cada vez que te atreves a hacer algo fuera de lo que es habitual para ti, sales de tu zona de confort. Y eso implica enfrentarte a lo desconocido, a avanzar sin tener el resultado asegurado.